Este salmorejo sin gluten tiene un ingrediente que cada día es menos secreto y con el que se consigue una textura casi idéntica que con el pan de la receta original. Lo genial de esta versión es que no lleva gluten y es mucho más ligera y saludable. Se trata de un salmorejo hecho con calabacín y es mi adicción en verano.
Cuando llegué a Andalucía, hace ya 11 años, no era para nada amante del gazpacho ni del salmorejo. Sin embargo, cuando los probé en Cádiz, entre la buena materia prima y el calor que hace aquí, su sabor, su textura y su capacidad para refrescar me conquistaron.
Y yo, que soy super fan de las cremas, cambié las cremitas de verduras por el salmorejo. Bueeeeno, vaaaaale, confieso que alguna crema fría también me tomo, sí. Pero, el salmorejo es el rey del verano en nuestra casa y nunca falta una botella bien fría de esta delicia en nuestra nevera.
Este verano todavía no empezó la temporada de tomates. El calor tardío ha hecho que los tomates todavía empiecen ahora a estar a punto. Y para hacer un buen salmorejo lo más importante son unos buenos tomates, así que ya me armé de paciencia y parece que en breve voy a poder convertir mi deseo en realidad.
¡En cuanto los tomates se pongan en su punto esto va a ser un no parar!
Y los calabacines, ya sabéis, están en plena temporada. Si os pasa como a mí, que compro tantos calabacines que a veces no sé ni que hacer con ellos, ya tenéis una alternativa diferente, original y riquísima para darles salida: este salmorejo sin gluten de calabacín.
Por cierto, que si el pan te sienta bien y en casa no tenéis problema con el gluten, puedes hacer la versión tradicional del salmorejo sustituyendo el calabacín por pan blanco, la parte de la miga, sin la corteza. Necesitarás 200 gramos de pan para cada kilo de tomates.
Mientras esperamos a que lleguen esos ansiados tomates, te dejo aquí este recetón:
INGREDIENTES:
✔ 1 kilo de buenos tomates, que estén maduros. Yo suelo elegir los tomates pera, porque tienen más carne. Pártelos en dos o tres trozos.
✔ 1 diente de ajo, o 1/2 diente, si no te sienta muy bien. Vete probando y quítale siempre la raíz que lleva cada diente de ajo dentro., tus digestiones lo agradecerán! Nosotros somos unos brutos y le ponemos 3 dientes, pero es que a los dos nos encanta así de fuerte.
✔ 250 gramos de calabacín pelado. Lo pelo para que no le cambie mucho el color al salmorejo, pero si te da lo mismo el color que coja, y los calabacines son de casa o ecológicos, déjales la piel. Quería aclararte que para hacerlo todavía más digestivo, podrías usar calabacín cocido. En este caso tendrás que poner a cocer unos 350 gramos y luego escurrirlo para que no vaya con mucha agua.
✔ 1 cdita rasa de sal y, si te gusta el toque que le da, ponle 15 gramos de vinagre. Yo uso vinagre de manzana y queda muy rico, pero el vinagre es opcional.
Vamos a triturar todos los ingredientes anteriores en dos tandas y luego necesitarás:
- 100 gramos de aceite de oliva virgen extra para que emulsione y quede bien cremosito
PREPARACIÓN:
- Pon en el procesador los tomates cortados en trozos grandes y el ajo. Tritura. En Thermomix: velocidad 5 durante 30 segundos.
- Ahora añade el calabacín (o la miga de pan, si vas a hacer la versión tradicional), la sal y el vinagre (en caso de que hayas decidido ponérselo). Vuelve a triturar hasta que todo se haya integrado muy bien y tengas una mezcla que empiece a estar cremosa. En Thermomix Velocidad 10 durante 3 minutos.
- Para añadir los 100 gramos de Aceite de oliva virgen extra tienes varias opciones. Vamos a buscar que la mezcla anterior emulsione al añadirle el aceite y se vuelva más cremosa. Lo ideal sería que añadas el aceite mientras bates. En Thermomix, se quita el vasito de la tapa, se pone a velocidad 5 durante 2 minutos y se va incorporando un hilito de aceite. Si tu robot o procesador va cerrado, no pasa nada, añádele el aceite y tritura a velocidad suave. Añadiéndole el aceite al final, en lugar de con el resto de ingredientes, mantenemos el color rojo de los tomates y se vuelve la mezcla más cremosa.
Si todavía te gusta el salmorejo más espeso, añádele un poco más de calabacín y/o de aceite, buscando la textura deseada.
Y ahora… ¡mételo en la nevera, para que esté bien fresquito cuando vayas a tomarlo!
Yo suelo dejarlo de un día para otro, para que se integren bien los sabores.
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